Esta ensalada, perfecta para servir como guarnición o entrante, tiene a la zanahoria como protagonista absoluta, demostrando que es más que digna de levantar un plato sabrosísimo por sí sola.
Ingredientes:
- 400 gr de Zanahorias
- 1 cucharada de Comino en grano
- 1/2 cucharada de Semillas de hinojo (opcional)
- 30 ml de Aceite de oliva virgen extra
- 15 ml de Sirope de agave o arce o dátil o miel
- 30 ml de Vinagre de sidra o manzana o arroz
- 1 Limón
- 20 gr de Cilantro fresco o al gusto (o perejil, eneldo...)
- Pimienta negra molida
- Sal de mesa
- Sal en escamas
Preparación
Tostar en una sartén sin aceite las semillas de comino e hinojo hasta que suelten su aroma, removiendo con cuidado de que no se quemen. Es un paso opcional, pero muy recomendable. Cuando se enfríen, machacamos en un mortero dejando piezas más enteras y otras más molidas, o usar un molinillo. Alternativamente, podemos usar comino molido.
Sacamos las cintas de las zanahorias lavadas, retirando primero una capa ligera de piel, con un pelador manual o una mandolina, procurando que salgan muy finas pero sin importar el tamaño o que no salgan perfectas. Disponemos en una fuente.
Emulsionamos el aceite de oliva con el sirope o miel, el vinagre, un chorrito de zumo de limón, las semillas machacadas y un poco de pimienta y sal. Echamos sobre las zanahorias y removemos muy bien con las manos limpias. Tapamos y dejamos reposar en la nevera al menos 15 minutos.
Si se deja más tiempo, remover de vez en cuando hasta servir. Se pondrán más tiernas y suaves a medida que pasen las horas, incluso se puede preparar la víspera.
Mezclamos con el cilantro lavado picado y ralladura de limón antes de servir, y más sal en escamas y pimienta al gusto.
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