Lo importante de esta receta es lograr que las patatas estén muy suaves por dentro y crujientes por fuera, algo que se logra friéndolas lentamente en aceite, mantequilla o manteca de cerdo, que es como se hacían antiguamente. Nosotros, por no añadir más grasa de la necesaria, pero sin renunciar al sabor, las vamos a hacer en una mezcla de mantequilla y aceite.
Ingredientes:
-1 kg de Patatas
- 100 gr de Panceta adobada
- 8 Cebollas
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
- Pimienta negra molida
- Caldo de carne , pollo o verduras
- Mantequilla
Preparación
En primer lugar, lavamos un kilo de patatas y, sin pelarlas, las añadimos a una olla grande. Las cubrimos de agua, encendemos el fuego, y dejamos que se cocinen durante unos 30 minutos. Con ayuda de un tenedor, comprobamos que están blandas, pero no demasiado cocidas, antes de secarlas. Las escurrimos y dejamos que se enfríen.
Mientras pelamos y picamos la cebolla en juliana, y la panceta en cubos en trozos pequeños. Cuando podamos manipular las patatas sin quemarnos, las pelamos con ayuda de un cuchillo y las cortamos en trozos irregulares de un bocado. Reservamos
Ahora, en una sartén grande donde vayan a caber todas las patatas, echamos una cucharada de aceite y otra de mantequilla. Dejamos que se derrita y, cuando esté caliente, echamos la cebolla, la cocinamos unos minutos y, después, echamos la panceta. Dejamos que se dore todo durante unos 10 minutos y añadimos las patatas.
Con ayuda de un cucharón trituramos parte de las patatas, salpimentamos y echamos otra cucharada de mantequilla. Seguimos cocinando durante 10 o 15 minutos, añadiendo de vez en cuando un poco de caldo vegetal, de carne o de pollo para evitar que las patatas se quemen y añadir sabor.
El secreto de este plato es que el exterior de las patatas se tuesten y queden crujientes, para lo que tendremos que ir removiendo constantemente el guiso. Una vez estén las patatas a nuestro gusto, retiramos del fuego y servimos de inmediato.
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