𝗟𝗮 𝗴𝗮𝘀𝘁𝗿𝗼𝗻𝗼𝗺𝗶́𝗮 𝗲𝘀 𝗲𝗹 𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗽𝗿𝗲𝗽𝗮𝗿𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝗯𝘂𝗲𝗻𝗮 𝗰𝗼𝗺𝗶𝗱𝗮. 𝗟𝗮 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮, 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝘁𝗮𝗹, 𝗽𝗿𝗼𝘃𝗶𝗲𝗻𝗲 𝗱𝗲𝗹 𝗴𝗿𝗶𝗲𝗴𝗼 𝝲𝝰𝞂𝞃𝞀𝝾𝝼𝝾𝝻𝝸́𝝰 (𝗴𝗮𝘀𝘁𝗿𝗼𝗻𝗼𝗺𝗶́𝗮). 𝗟𝗮 𝗴𝗮𝘀𝘁𝗿𝗼𝗻𝗼𝗺𝗶́𝗮 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗼𝗻𝗲 𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝗰𝗼𝗻𝗷𝘂𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼𝘀 𝘆 𝗽𝗿𝗮́𝗰𝘁𝗶𝗰𝗮𝘀 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗱𝗮𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝗲𝗹 𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗰𝘂𝗹𝗶𝗻𝗮𝗿𝗶𝗼, 𝗹𝗮𝘀 𝗿𝗲𝗰𝗲𝘁𝗮𝘀, 𝗹𝗼𝘀 𝗶𝗻𝗴𝗿𝗲𝗱𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀, 𝗹𝗮𝘀 𝘁𝗲́𝗰𝗻𝗶𝗰𝗮𝘀 𝘆 𝗹𝗼𝘀 𝗺𝗲́𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀, 𝗮𝘀𝗶́ 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝘀𝘂 𝗲𝘃𝗼𝗹𝘂𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗵𝗶𝘀𝘁𝗼́𝗿𝗶𝗰𝗮 𝘆 𝘀𝘂𝘀 𝘀𝗶𝗴𝗻𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗰𝘂𝗹𝘁𝘂𝗿𝗮𝗹𝗲𝘀.


Cocinar es una actividad que permite unir a la familia en torno a la cocina y a la mesa, preparar platos diversos y aprovechar el tiempo libre en una actividad provechosa. Cocinar pone a prueba tu habilidad, tu creatividad y la capacidad de innovar. La gastronomía va más allá de comer; se trata de una actividad que tiene una historia y hace parte de la cultura.

Rosquillas de nata


 Para conseguir que las rosquillas queden tiernas es muy importante tener en cuenta que la harina se debe añadir poco a poco con el fin de agregar la cantidad justa y necesaria. Si nos pasamos, el resultado puede ser unas rosquillas demasiado duras.




Ingredientes:

 
- 400 gr de harina
- 200 ml de nata 
- 2 huevos
- 100 gr de azúcar 
- 1 limón (ralladura)
- 15 gr de levadura química
- 6 cucharadas soperas de azúcar
- 4 cucharadas soperas de canela
- 1 vaso de aceite de girasol para freír



Preparación



Batimos los huevos con el azúcar en un bol lo suficientemente grande. Una vez que estén bien batidos estos ingredientes, añadimos la nata y la ralladura de limón y mezclamos.

Tamizamos la harina y la mezclamos con la levadura química. Vamos añadiendo la harina a la mezcla poco a poco hasta conseguir que que quede una masa manejable, pero un poco pegajosa. Aunque hagas varias veces la receta de rosquillas de nata, notarás que no siempre se necesita la misma cantidad de harina, ya que esta depende de lo que la masa pida. Por ello, es importante agregar este ingrediente poco a poco.

Cuando veamos que la masa está lista, la dejamos en el bol, la tapamos con un trapo de cocina y dejamos que repose unos 30 minutos.

Pasado el tiempo de reposo, cogemos la masa, formamos bolas del tamaño de una nuez y hacemos los agujeros con los dedos. Si prefieres unas rosquillas de nata más gruesas, puedes hacer las bolas más grandes, pero ten en cuenta que así ya crecerán bastante.

Para poder manejar la masa sin que se pegue en las manos, en un bol pon un chorro de aceite de girasol e introduce las manos para tenerlas siempre engrasadas.

Calentamos una sartén amplia con el aceite de girasol y añadimos unas tiras de piel de limón para aromatizarlo. Cuando esté caliente el aceite, freímos las rosquillas de nata por ambos lados hasta que estén cocinadas. No deben quemarse, pero tampoco quedar crudas por dentro.

Sacamos las rosquillas de la sartén y las reservamos en un plato con papel de cocina para que suelten el exceso de aceite.

En otro plato mezclamos azúcar y canela para rebozar las rosquillas estando aun calientes, así se pegará la mezcla.




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