Lo mejor de esta receta es que puedes ajustar el nivel de picante según el gusto de cada uno, algo que agradecemos quienes somos más sensibles al fuego en el paladar.
Ingredientes:
- 1 kg de mejillones
- Sal
- 1 hoja de laurel
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 1/2 cebolla
- 1 diente de ajo
- 1 guindilla cayena
- 3 cucharadas de tomate frito
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- 1 cucharada sopera de harina
- 250 gr caldo de cocer los mejillones
Preparación
Lavamos los mejillones bajo agua fría, retirando cualquier suciedad, como arena o algas adheridas a las conchas. Usamos un cepillo o cuchillo para eliminar las impurezas.
Nos aseguramos de desechar los mejillones que estén abiertos y no se cierren al golpearlos ligeramente.
En una olla grande, colocamos los mejillones junto con una hoja de laurel, una pizca de sal y un poco de agua (aproximadamente 250 ml).
Cocinamos a fuego medio-alto hasta que los mejillones se abran, lo cual tomará unos 7 minutos.
Retiramos los mejillones de la olla y reservamos el caldo colado. Este será la base de nuestra salsa.
Ponemos en un cazo el aceite de oliva virgen extra y pochamos el ajo y la cebolla muy picaditos.
Añadimos la cucharada de harina. un poco de pimentón, tomate frito e incorporamos del el caldo de cocer los mejillones.
Añadimos a la salsa la guindilla cayena entera con cuidado de que no se rompa para que pique lo justo.
Pasados unos 8 minutos a fuego medio, la salsa comenzará a espesar, es momento de retirar la guindilla.
Colamos la salsa y la pasamos por un chino o colador de malla fina y con el mazo de un mortero sacamos todo el jugo, aplastando la cebolla que quedará en el chino.
Incorporamos los mejillones cocidos a la sartén con la salsa, mezclando suavemente para que se impregnen bien.
Cocinamos todo junto durante unos 3 minutos a fuego bajo.
Servimos caliente acompañado de pan crujiente, ideal para mojar en la salsa.
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